martes, 12 de abril de 2011

Diario de un rodaje primerizo


Una cosa es ponerse a escribir un guión -que por muy complicado que sea no deja de ser un duelo entre tú y una hoja en blanco- y otra muy distinta es ponerte detrás de una cámara, sin haberlo hecho nunca, para hacer realidad lo que plasmaste en ese papel y que antes lo imaginaste en tu mente. El mundo de los folios en blanco es algo que empiezo a manejar con cierta soltura y donde no me siento incómodo, pero el de la imagen es punto y aparte. Pero como de los cobardes nunca se escribió nada, ahí me tenéis enfrentando por primera vez la dirección de un corto ¿quién dijo miedo?

Lo primero que aprendes es que rodar es un trabajo colectivo, y no me refiero con esto a que implica a mucha gente, que es una obviedad; es un trabajo colectivo en el sentido de que una vez que tu guión ha visto la luz y ha sido estudiado por los actores y trabajado por los técnicos, a cada uno ese guión le ha hablado de una manera distinta. Si facilitas las discusiones sobre el mismo empiezas a verlo desde dimensiones nuevas y ves posibilidades que no habías previsto y que en unos casos enriquecen el producto final y en otros se aleja de lo que pretendías expresar. Empiezas, por tanto, a incorporar cosas y a excluir otras y poco a poco vas transformando ese proyecto que, a pesar de ser aún nonato, ya empieza a tener una vida propia.

Tras esto viene el rodaje, tú como padre primerizo estas hecho todo un mar de dudas y no terminas de saber si vas o vienes. Pero todo el trabajo previo, los ensayos, las discusiones, empiezan a dar sus frutos y, si la primera toma -al igual que la primera frase que escribiste sobre el papel- tarda en verse realizada, las siguientes empiezan a fluir con mayor soltura, hasta que llega ese momento, en el que apenas reparaste, que termina poniéndote los vellos de punta. Poco a poco te vas reconociendo en lo que se va haciendo y ese desvelo nocturno que propició el comienzo de esta aventura poco a poca lo vas viendo hacerse realidad.

Como en cualquier proceso creativo vas disfrutando con cada escena, con cada problema resuelto, con cada vuelta de tuerca que das en el proceloso camino que debe llevar al clímax de la obra bien hecha. Esa obra que siempre será buena porque, esté mejor o peor hecha, fue fruto de la honestidad y del cariño.

domingo, 10 de abril de 2011

segundo día de rodaje


El rodaje ha pasado el ecuador. Ya están más de la mitad de las escenas rodadas y, entre ellas, las más complejas. La localización de hoy ha sido el comedor social del Pumarejo.

Quedan por rodar todas las escenas exteriores y una interior, pero eso será ya el fin de semana que viene.

sábado, 9 de abril de 2011

Fotos del primer día de rodaje


En el primer día de rodaje se han completado las primeras tres escenas del corto. Todas ellas se han localizado en el Hogar Virgen de los Reyes de Sevilla y podéis ver un amplio reportaje de fotos en el siguiente enlace:


Todas las fotos son de Alfonso Cruz Delgado, excepto aquellas en las que sale él mismo, que son de Auxi Polo.

Ficha técnica

Reparto:

  • Juan de Mario
  • Javi Mena
  • Paco Aguilar
  • Gonzalo Rivas
  • Alberto Lorca
  • Alfonso Cruz Delgado
  • Luis García Camacho
  • Paco Blanco
  • Tito Gutiérrez

Director de sonido: Raúl Romera

Ayudante de sonido: José Manuel Canalejo

Director de fotografía y ayudante de realización: Paco Aragón

Script: Carmen García Polo

Foto fija: Alfonso Cruz Delgado

Música: Lucía Aragón

Producción:

  • Desde el zaguán
  • Viento Sur Cine

Producción: Auxi Polo

Guión y Dirección: Javier Polo

lunes, 4 de abril de 2011

Rodaje

El viernes 8 de Abril comenzará en Sevilla el rodaje del corto "Andar dos kilómetros en línea recta". Esta fase de rodaje se hará en seis localizaciones distintas y durará tres días aproximadamente (a lo largo de una semana).

Andar dos kilómetros en línea recta


La obsesión de Juan es caminar dos kilómetros en línea recta. Él es un preso de la cárcel provincial que cumple condena y que todos los días recorre esa distancia, pero sólo puede hacerlo en tramos de 16 pasos, los que hay entre los dos muros del patio de la prisión. Su obsesión es salir en libertad para poder recorrer esos mismos dos kilómetros pero en línea recta.